jueves, 15 de noviembre de 2012

maternidades libres y subversivas


Los padres nos toman como el horno de sus hijos, 
el elemento por el que debe pasar su especie para perpetuarse. 
La incubadora inerte y necesaria. 



Menstruamos desde edades tempranas, nos crecen los pechos, nos hinchamos, tenemos ciclos hormonales y dolores de regla que nos preparan para el parto, las caderas se nos ensanchan, albergamos  hijas en el vientre y las formamos durante nueve meses en nuestra panza gigantesca, hasta que lo parimos para alimentarla de nuestro propio pecho, 
¿En serio tenéis algo que decir?

La necesidad de dejar en herencia sus bienes, convierte a la mujer en propiedad privada del hombre. Se apropian nuestra libertad sexual para estar seguros de quienes son sus vástagos y nos vende la idea de que la reproducción de la vida depende de dos. Deciden y legislan sobre nuestros anticonceptivos, sobre el aborto o sobre la manera de parir, enseñan a todo el mundo que en las circunstancias más naturales (como son el embarazo o la menstruación) debemos ser infantilizadas y jamás tomadas en serio. Incluso nosotras mismas lo creemos.

Pero os voy a contar una cosa, no os necesitamos.

Me da la risa con vuestra idea de que para fabricar vida, el papel del hombre es decisivo e indispensable; como si elimináramos los fines reproductivos fuerais a dejar de querer follarnos. 
Para evitar la destrucción de vuestro mundo androcentrista, ejercéis un control sobre las mujeres, y cuando ese discurso empieza a cojear os acogéis a la vacía palabra de la igualdad. 
Ahora sí, que ahora interesa.

Si una mujer ejerciera su plena libertad sexual, manteniendo relaciones 
con las personas que ella deseara y decidiera quedarse embarazada, es SU embarazo. 
Libre para continuarlo ella sola o no, para acabar con él o seguir adelante, 
libre para decidir sobre su cuerpo todo lo que le de la gana.

¡Que vivan las maternidades subversivas!

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