domingo, 23 de diciembre de 2012

aborto espontáneo



De los abortos espontáneos nadie habla, las mujeres los esconden porque se viven como fracasos: el mundo grita lo horrible que es que un cuerpo incubadora falle en su función, por lo que la mayoría de las mamás no anuncian su embarazo hasta el tercer mes. Es un tabú. 

Pero lo cierto es que el porcentaje de embarazos que no llegan a término 
por razones naturales es muy elevado.
(algunos estudios dicen que más de un 30%, pero vayan ustedes a saber...)

Además, a parte de la culpabilidad que siente la mujer por las huellas marcadas en el útero del veneno patriarcal, cuando va al médico y este le dice que seguramente se haya producido por montar en bicicleta, montar a caballo, correr, saltar, levantarte de la cama y/o no ser una inválida, 
esa culpabilidad se incrementa.

Estas teorías no son más que estupideces. Es posible notar el aborto después de haber montado en bici, porque al ejercitar la pélvis se favorece la expulsión del embrión, pero no es la causa. 
(Un ejemplo que se entiende muy bien: cuando te baja la regla después de follar, no te baja por follar, te baja porque las mujeres ovulamos cada 28 días más o menos)

Otra cosa que se da es que en la consulta, después de encontrar el embrión muerto, es que se procede a un raspado o legrado, una técnica muy agresiva y desagradable, y no se informan de otras formas de aborto libre y natural que respeta los tiempos del cuerpo. 

Hay que reconocer ese tiempo de embarazo; reconocerlo como un estadio sexual, un momento de cambio corporal y como ensayo del próximo proceso de embarazo. Con mucho amor.



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